Después de dos meses de
la muerte del cantante vallenato Diomedes Díaz, ocurrida en Valledupar el 22 de
diciembre de 2013, su música, sus historias y hasta los arreglos legales por su
herencia continúan vigentes. Los 56 años de vida del Cacique de La Junta
dejaron no solo un legado musical, sino también un gran número de hijos, 18
reconocidos, quienes hasta ahora esperan la repartición de la herencia del
cantautor vallenato más exitoso de todos los tiempos.
La noticia de la muerte
de Diomedes llegó por sorpresa, cuando sus fanáticos no terminaban de celebrar
la aparición de su trabajo discográfico La vida del artista, al lado de su
acordeonero de los últimos ocho años, Álvaro López. "Diomedes Díaz es de
esos seres que nunca morirán, pues siempre está presente en la boca de la
gente", expresó el investigador musical Julio Oñate Martínez. Pero si para
sus fans fue difícil asimilar la trágica noticia de su muerte, para sus
hermanos fue una odisea aceptarla y, peor aún, tener que decirle a Elvira
Antonia Maestre Hinojosa, madre de Diomedes, que aquel que la mencionaba en sus
canciones ya no le cantaría más. La 'Vieja Elvira', como la llamaba el Cacique,
de 77 años de edad, por esos días se encontraba recuperándose de una operación
de cadera. Elver Díaz, uno de los hermanos más cercanos a Diomedes, contó que
solo dos días después de la muerte, el 24 de diciembre, se atrevieron a
informarle lo que pasaba con su hijo.
"El 23 comenzamos a
prepararla, le dijimos que Diomedes estaba enfermo en Bogotá y su respuesta en
tono tranquilo fue: "Así como se ha parado de otras, de esta también. Él
va a salir bien porque es fuerte como yo".
Elver dice que se reunió
con Rafael Santos, Martín Elías y varios hijos más del artista, para analizar
la forma de contarle a la 'Vieja Vira', como la llaman en la familia, de que
Diomedes, el mayor de sus hijos, no llegaría en esta, ni en ninguna otra
Navidad, porque sería sepultado al día siguiente.
Previendo que el estado
de salud de doña Elvira se complicara, llamaron a tres médicos, un cardiólogo
entre ellos, y de igual forma dispusieron una ambulancia.
"Eran como las 9:00
de la noche, el cardiólogo la saludó, y en medio de la visita fingió que le
había entrado una llamada a su celular, en la que le informaban que el Cacique
había muerto", recuerda Elver Díaz. Todo el mundo se volcó a abrazarla
tratando de aliviar su corazón destrozado.
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